No traicionemos al Señor cuando estemos en pruebas. Cuando oramos y alabamos en medio de las pruebas las fortalezas del diablo son destruidas.
Cuando estamos en una prueba grande en donde viene la depresión la desesperación y la angustia tenemos que orar y alabar a Dios.
La gente dice: En ese caso no sale fácil la oración, pero justamente porque no sale es porque debemos hacerlo. Así que en los peores momentos tenemos que orar y alabar.
Los demás reciben la influencia de lo bueno y lo malo que hacemos. Al quejarnos los que nos oyen también quedan heridos. Si no podemos orar en momentos difíciles recordemos que Jesús dijo que nos enviaría otro Consolador: El Espíritu Santo. Y a Él debemos pedirle ayuda. Él está aquí hoy, ha venido para ayudarnos.La palabra consolador significa alguien que Dios ha enviado para ayudarnos y para estar con nosotros para siempre. Si no puede orar pídale ayuda a Él.
Al orar en lenguas y en su idioma esa oración tiene un asombroso poder. Si oramos con la ayuda del Consolador vencemos las dificultades. Porque no podemos vencer la depresión, la tristeza ni la desesperación con nuestras fuerzas. Jeremías 33:3 dice que clamemos a Él y nos responderá.
Para que Dios nos ayude en momentos de pruebas debemos tener fe. El ambiente es muy importante. Si nos quejamos murmuramos y formamos un ambiente negativo es como poner un basurero que atrae ratones y cucarachas que son como demonios.
Si alabamos es como poner un perfume y Dios es quien viene a buscarnos. Orando y alabando debemos formar un ambiente perfumado. Nadie lo hará, nosotros mismos debemos hacerlo.
Así como la noche está para preparar el amanecer, los problemas vienen a la vida del creyente para manifestar la gloria de Dios. Cuanto más fuerte sea la prueba más se manifiesta su poder. Cuando paso por grandes pruebas el Espíritu Santo me dice: Este asunto es para preparar la manifestación de la gloria de Dios, así que piensa que es un honor ser usado para que sea vea la gloria de Dios. Pero el Señor le da a quién lo puede soportar. Entonces doy gracias. ¿Tiene usted pruebas? La gloria de Dios vendrá. ¿Tiene hambre? Israel tuvo hambre y recibió el maná del cielo. Por eso Israel aprendió a alabar a Dios en las pruebas.
Cuando salgo a comer con algún miembro a quien todo le va bien no tenemos tema de conversación, solo comemos, pero si salgo con alguien que ha pasado por muchas pruebas y sufrimientos, no tenemos tiempo para llevar la cuchara a la boca. Hay tantos testimonios que la persona no para de hablar. Que después de ir al monte de ayuno y oración Dios se manifestó de esta u otra manera, que gracias a esas pruebas toda la familia se convirtió. Por eso al salir de esa casa le digo al Señor: ¡Señor, gracias por haberle mandado esas pruebas! No solo la oración ayuda en las pruebas, la alabanza también.
En EE.UU Paul Meyer se hizo millonario a los 27 años. Él es el rey de los donantes. Dice que donaba el 25% de sus bienes. ¿Pero cómo lo hizo a los 27 años? Su testimonio es de gran bendición. La razón es que paso por tremendos sufrimientos. Para conseguir empleo llevo su Curriculum a 57 empresas pero todos le rechazaron porque no cursó la universidad. Su familia era muy pobre. Además se sentía feo porque era muy bajo. Pero en medio de rechazos no desistió y consiguió un empleo en una pequeña empresa de seguros. Lo tomo como una oportunidad que Dios le dio y dio gracias al Señor. Trabajo tan diligentemente que le dieron una condecoración. Luego entro a trabajar en más de 40 empresas y se hizo millonario. Un periodista le pregunto cómo llego a eso en medio de tantas dificultades. El respondió con dos palabras: Orando y alabando a Dios. Cada vez que era despreciado y rechazado en medio de esa oscuridad oraba y alababa al Señor; estaba seguro que la gloria de Dios se iba a manifestar y así paso.
Las pruebas no vienen de coincidencia. Dios las envía para bendecirnos.
¡¡¡AMÉN!!!
La gente dice: En ese caso no sale fácil la oración, pero justamente porque no sale es porque debemos hacerlo. Así que en los peores momentos tenemos que orar y alabar.
Los demás reciben la influencia de lo bueno y lo malo que hacemos. Al quejarnos los que nos oyen también quedan heridos. Si no podemos orar en momentos difíciles recordemos que Jesús dijo que nos enviaría otro Consolador: El Espíritu Santo. Y a Él debemos pedirle ayuda. Él está aquí hoy, ha venido para ayudarnos.La palabra consolador significa alguien que Dios ha enviado para ayudarnos y para estar con nosotros para siempre. Si no puede orar pídale ayuda a Él.
Al orar en lenguas y en su idioma esa oración tiene un asombroso poder. Si oramos con la ayuda del Consolador vencemos las dificultades. Porque no podemos vencer la depresión, la tristeza ni la desesperación con nuestras fuerzas. Jeremías 33:3 dice que clamemos a Él y nos responderá.
Para que Dios nos ayude en momentos de pruebas debemos tener fe. El ambiente es muy importante. Si nos quejamos murmuramos y formamos un ambiente negativo es como poner un basurero que atrae ratones y cucarachas que son como demonios.
Cuando salgo a comer con algún miembro a quien todo le va bien no tenemos tema de conversación, solo comemos, pero si salgo con alguien que ha pasado por muchas pruebas y sufrimientos, no tenemos tiempo para llevar la cuchara a la boca. Hay tantos testimonios que la persona no para de hablar. Que después de ir al monte de ayuno y oración Dios se manifestó de esta u otra manera, que gracias a esas pruebas toda la familia se convirtió. Por eso al salir de esa casa le digo al Señor: ¡Señor, gracias por haberle mandado esas pruebas! No solo la oración ayuda en las pruebas, la alabanza también.
En EE.UU Paul Meyer se hizo millonario a los 27 años. Él es el rey de los donantes. Dice que donaba el 25% de sus bienes. ¿Pero cómo lo hizo a los 27 años? Su testimonio es de gran bendición. La razón es que paso por tremendos sufrimientos. Para conseguir empleo llevo su Curriculum a 57 empresas pero todos le rechazaron porque no cursó la universidad. Su familia era muy pobre. Además se sentía feo porque era muy bajo. Pero en medio de rechazos no desistió y consiguió un empleo en una pequeña empresa de seguros. Lo tomo como una oportunidad que Dios le dio y dio gracias al Señor. Trabajo tan diligentemente que le dieron una condecoración. Luego entro a trabajar en más de 40 empresas y se hizo millonario. Un periodista le pregunto cómo llego a eso en medio de tantas dificultades. El respondió con dos palabras: Orando y alabando a Dios. Cada vez que era despreciado y rechazado en medio de esa oscuridad oraba y alababa al Señor; estaba seguro que la gloria de Dios se iba a manifestar y así paso.
Las pruebas no vienen de coincidencia. Dios las envía para bendecirnos.
¡¡¡AMÉN!!!
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