No existe un «secreto» para llegar al éxito. No existe una manera fácil de lograr algo tan difícil. Existe, sí, mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho sacrificio, muchas horas haciendo tareas que nadie quiere hacer y sacrificando cosas que nadie quiere sacrificar.
El Éxito Requiere Esfuerzo Perseverante
Cervantes solía decir: «La diligencia es la madre de la buena suerte».
El éxito en la vida no tiene que ver con la «suerte» o con estar en el lugar apropiado en el momento oportuno. Tiene que ver con la forma en que realizamos nuestro trabajo a través del tiempo y nos mantenemos enfocados en una determinada meta por la suficiente cantidad de años.
Roboam, el hijo de Salomón, estaba en el lugar adecuado y en el momento oportuno cuando heredó la fortuna más grande del mundo. Sin embargo, tres días después, había perdido ochenta por ciento del reino que tanto trabajo le había costado construir a su padre y a su abuelo. ¿Cuántos gobernantes latinoamericanos estuvieron en el «lugar adecuado en el momento oportuno», pero malograron sus gobiernos y sus países por su propia ineptitud o por falta de valores y principios de vida adecuados? Es importantísimo ser diligentes y trabajar esforzadamente, aunque eso por sí solo tampoco es suficiente. También hay que hacerlo en el transcurso del tiempo.
Ejercer un esfuerzo perseverante nos exige salirnos de la actitud y la cultura imperantes a nuestro derredor para comenzar a mirar la vida desde un punto de vista diferente.
El problema que experimentamos como latinoamericanos es que las continuas dificultades de nuestros países han promovido desde nuestra niñez una actitud de «ya y como sea». Por otro lado, Albert Einstein solía decir que los problemas que sufrimos el día de hoy no pueden ser resueltos con el mismo nivel de pensamiento ni con los mismos paradigmas que nos llevaron a tenerlos en primera instancia. Si queremos estar en un lugar distinto en la vida, tenemos que empezar a hacer las cosas diferente.
Tomemos como ejemplo el ámbito de las finanzas. En Latinoamérica, cuando tenemos la oportunidad de comprar algo o de realizar alguna inversión, tenemos una fuerte tendencia a considerar lo que sea más conveniente a corto plazo. Hoy tenemos y hoy gastamos, porque pensamos: «¿Quién sabe qué va a ocurrir mañana con la economía del país?» Sin embargo, dentro del nuevo proceso de globalización económica esas presuposiciones quedarán arcaicas, fuera de contexto. Serán aquellos que vean sus vidas como una carrera de larga duración (incluso como una carrera que continuarán corriendo sus herederos) los que, eventualmente, lograrán los mejores resultados en la vida.
De acuerdo al libro El millonario de al lado, de Stanley y Danko, «más del ochenta por ciento de los millonarios en Estados Unidos hoy son gente común y corriente que han acumulado riquezas en una generación y que lo hicieron lenta y constantemente, sin ganarse la lotería».Entonces, no existe un secreto para llegar al éxito: el éxito tiene mucho que ver, por ejemplo, con el trabajo arduo y persistente a través del tiempo. Confucio dijo: «Nuestra mayor gloria no radica en que nunca hayamos fallado, sino en que, cada vez que fallamos, nos hemos levantado».
La verdad es que tú no alcanzas el éxito. Tú vives exitosamente cada día. Para ello requerirás dos componentes esenciales en tu carrera: Necesitarás ser primero y hacer después.
Extraído del libro Los 7 secretos para el éxito.
Roboam, el hijo de Salomón, estaba en el lugar adecuado y en el momento oportuno cuando heredó la fortuna más grande del mundo. Sin embargo, tres días después, había perdido ochenta por ciento del reino que tanto trabajo le había costado construir a su padre y a su abuelo. ¿Cuántos gobernantes latinoamericanos estuvieron en el «lugar adecuado en el momento oportuno», pero malograron sus gobiernos y sus países por su propia ineptitud o por falta de valores y principios de vida adecuados? Es importantísimo ser diligentes y trabajar esforzadamente, aunque eso por sí solo tampoco es suficiente. También hay que hacerlo en el transcurso del tiempo.
Ejercer un esfuerzo perseverante nos exige salirnos de la actitud y la cultura imperantes a nuestro derredor para comenzar a mirar la vida desde un punto de vista diferente.
El problema que experimentamos como latinoamericanos es que las continuas dificultades de nuestros países han promovido desde nuestra niñez una actitud de «ya y como sea». Por otro lado, Albert Einstein solía decir que los problemas que sufrimos el día de hoy no pueden ser resueltos con el mismo nivel de pensamiento ni con los mismos paradigmas que nos llevaron a tenerlos en primera instancia. Si queremos estar en un lugar distinto en la vida, tenemos que empezar a hacer las cosas diferente.
Tomemos como ejemplo el ámbito de las finanzas. En Latinoamérica, cuando tenemos la oportunidad de comprar algo o de realizar alguna inversión, tenemos una fuerte tendencia a considerar lo que sea más conveniente a corto plazo. Hoy tenemos y hoy gastamos, porque pensamos: «¿Quién sabe qué va a ocurrir mañana con la economía del país?» Sin embargo, dentro del nuevo proceso de globalización económica esas presuposiciones quedarán arcaicas, fuera de contexto. Serán aquellos que vean sus vidas como una carrera de larga duración (incluso como una carrera que continuarán corriendo sus herederos) los que, eventualmente, lograrán los mejores resultados en la vida.
De acuerdo al libro El millonario de al lado, de Stanley y Danko, «más del ochenta por ciento de los millonarios en Estados Unidos hoy son gente común y corriente que han acumulado riquezas en una generación y que lo hicieron lenta y constantemente, sin ganarse la lotería».Entonces, no existe un secreto para llegar al éxito: el éxito tiene mucho que ver, por ejemplo, con el trabajo arduo y persistente a través del tiempo. Confucio dijo: «Nuestra mayor gloria no radica en que nunca hayamos fallado, sino en que, cada vez que fallamos, nos hemos levantado».
El Éxito Requiere de Tiempo
El rey Salomón solía: «Los planes del diligente ciertamente tienden a la abundancia, pero todo el que se apresura alocadamen decir te, de cierto va a la pobreza». Lamentablemente, como mencionamos con anterioridad, muchos latinoamericanos nos identificamos más con la segunda parte del proverbio que con la primera. A muchas personas en nuestro continente les resulta difícil entender que el camino al éxito no es una carrera de cien metros planos, sino de cinco kilómetros… ¡y con obstáculos! El éxito toma tiempo. Requiere años de esfuerzo. Como me dijo cierta vez un amigo: «En realidad, ¡llegar al éxito de la noche a la mañana tarda unos quince a veinte años!»El Éxito no se Encuentra en la Cima de una Montaña
El éxito tampoco es una «cumbre», sino un «camino», una senda que transitas cada día. Tú no llegas al éxito, más bien caminas exitosamente.Mucha gente cree que debe alcanzar el éxito o que debe subir la escalera del éxito. Eso es un error. Ven el éxito como una cosa «puntual» en la vida. Sin embargo, después de mucho andar entre gente exitosa e investigar el tema, me he dado cuenta que uno no llega al éxito, uno camina con éxito en la vida, cada día y todos los días.Son las pequeñas decisiones que tomas cada día las que te llevan por el camino correcto hacia las metas que tienes por delante.Piensa por un momento: Si el éxito es una cumbre, ¿qué existe al otro lado? Lo único que puede haber es una caída cuesta abajo.Es por eso que muchos de aquellos que llegan inesperada y sorpresivamente al «éxito» en sus carreras artísticas, deportivas o cualquier otra, luego no saben qué hacer con él.La verdad es que tú no alcanzas el éxito. Tú vives exitosamente cada día. Para ello requerirás dos componentes esenciales en tu carrera: Necesitarás ser primero y hacer después.
Extraído del libro Los 7 secretos para el éxito.
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