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Cambie sus Heridas por Cosecha por Kenneth Copeland

Cambie sus Heridas por Cosecha por Kenneth Copeland

¿Cuál es su actitud cuando alguien lo ofende? No le pregunté qué le gustaría hacer ni cuál es su reacción carnal automática. Porque ya lo sé. Su respuesta natural es igual que la mía. Desea devolver el golpe y realizar o responder algo que empate la puntuación. Si no logra llevarlo a cabo, debe conformarse con unas cuantas horas (días o años) de autocompasión. Puede tratar de aliviar sus heridos sentimientos contándole a alguien más lo mal que lo trataron. A un nivel natural, puramente humano, es la manera en que todos reaccionamos cuando alguien nos hiere. Pero le explicaré lo siguiente: Si es un creyente, hijo del Dios viviente, usted no debe reaccionar a ese nivel natural.Dios lo llamó y equipó, a fin de que viviera a un nivel más alto. Él le otorgó el poder para responder de manera sobrenatural y en amor si alguna persona le hace daño.
“Hermano Copeland, es muy difícil. No puedo hacerlo”. Sí, puede —y le explicaré la razón—. Si se entrenara para reaccionar a la manera de Dios, tomaría ese maltrato, con el cual el diablo pretende maldecirlo, y lo transformaría en una semilla de tremenda bendición para su vida.

Cuando aprende a obedecer a Dios en medio de la persecución, puede literalmente, enriquecerse —en finanzas, en favor, y en oportunidades— con toda la persecución que el diablo envía para mantenerlo derribado.No cometa errores, ésa es la intención del diablo. El enemigo envía personas para que se crucen en su camino con el propósito de que lo ofendan y maltraten, así robarle la Palabra de Dios —y la unción que proviene de ella—.

El enemigo sabe cuán poderoso es usted cuando está ungido; pues él una vez lo estuvo. La Biblia señala que antes de hallar maldad en él, era “un querubín ungido”. El diablo desea engañarlo para quitarle la unción. Por ese motivo, envía gente intolerable para insultarlo y ladrones para robarle. En cualquier momento incita a quienes se encuentren a su alrededor para que sean insensatos y malagradecidos. Ya que su objetivo es lograr que usted se sienta ofendido, y así cortar su fuente sobrenatural de poder. La mayoría de creyentes no se percata de ello; pero en realidad, ésa es la finalidad de las ofensas (Mateo 11:4-6). En este pasaje, los discípulos de Juan el Bautista vinieron a Jesús y le preguntaron si Él era verdaderamente el Ungido, y respondiéndoles les dijo: «…Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí». 

Necesitamos darnos cuenta que las ofensas son un asunto serio. El diablo nos las envía para arrebatarnos la unción y bloquear el fluir de las bendiciones de Dios. Esa razón es suficiente para que decidamos ya no sentirnos ofendidos jamás. He tomado esa decisión, y he determinado que no importa de qué forma alguien pueda insultar mi inteligencia, mis creencias o incluso mi raza; no estoy dispuesto a perder mi unción por eso. Sin importar cómo me traten o cómo me llamen, no lo tomaré como insulto.Es posible que alguien lea esto, y piense: “¡Sí, es fácil para usted! ¡Nadie lo trata igual que a mí!”. Quizá sea cierto, hay personas que han sufrido más maltratos que yo. Sin embargo, por ser un nativo americano mucha gente me ha ofendido por cuestiones de raza; y además, puedo argumentarle lo siguiente: No importa cuál sea el color de su tez, usted es bienvenido en más iglesias que yo. Incluso han escrito libros completos con el propósito de criticarme. ¿Cuántos libros han escrito acerca de su vida? Lo menciono para que comprenda que tratar con ofensas no es nada fácil para mí, como para nadie más. He tenido que enfrentar a algunas personas y situaciones difíciles en mi vida. Por tanto, si Dios me libró de ellas, también puede ayudarlo a usted.

Al decidir que convertiremos en semillas de bendición las ofensas que el diablo nos envíe; primero necesitamos saber cómo quiere Dios que actuemos en esa situación. Si se supone que no debemos devolver el golpe, ni mantener sentimientos heridos ni estallar con un ataque de rabia; entonces ¿cómo debemos reaccionar? En 1 Pedro 4:12-14, encontramos la respuesta: «Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros…». Dios no desea que lloremos o nos quejemos cuando alguien nos hace daño, tampoco que los demandemos; sino que nos ¡REGOCIJEMOS! Puedo escuchar a su vieja naturaleza quejarse: “¡Debe estar bromeando!¿Regocijarme cuando alguien me ofende? ¿De qué tendría que regocijarme?”.¡De mucho! Según las palabras de Jesús, la persecución nos prepara para recibir bendición. ¡Ésta le permite gozar de las grandes recompensas! Jesús lo dejó claro en Lucas 6:22-23: «Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos…».

Para entender mejor este versículo, necesita comprender qué significa la palabra bienaventurado. No es un débil vocablo religioso, ser bendecido por Dios es recibir el poder por medio del Todopoderoso para prosperar y tener éxito. En otras palabras, el Señor le otorgó el mismo poder mediante el Espíritu Santo para ser sumamente feliz, lleno de vida y gozo; a pesar de cualquier circunstancia externa. Analícelo. Cuando las personas lo maltratan, en realidad le dan la oportunidad de recibir mucho poder y éxito de parte del Espíritu de Dios. ¡Le abren la puerta para que alcance una mayor recompensa celestial! Sólo tome ventaja de las ofensas, y transfórmelas en buenas semillas. En vez de lamentarse por lo mal que lo han tratado y lastimado; cambie esas heridas por cosechas, y ríase del diablo. Tome todo lo negativo que él haya puesto en su camino, y transfórmelo como una semilla para recibir bendición.
Ministerio Evangélico de Restauración Familiar "Luz de las Naciones" 
Bs.As. Argentina

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