Proverbios
18:21 es un versículo que conozco desde hace años y con el cual estoy
muy familiarizada, pero soy bendecida cada vez que lo leo. Pienso que
nunca lo leeremos suficientes veces, lo sabremos suficientemente bien, o
lo aplicaremos demasiado. Como usted puede distinguir leyendo este
versículo, él enseña que la muerte y la vida están en el poder de la
lengua, y quienes la consienten comerán de sus frutos, sea para muerte o
para vida.
Básicamente, el escritor de Proverbios está diciendo en este versículo: “Cada vez que usted abre su boca, está ministrando muerte o vida, y lo que reparte por ella es lo que va a comer”. Hemos escuchado la frase: “Te vas a tener que comer tus palabras”, y Proverbios 18:21 confirma esta vedad. Las palabras que hablamos tienen poder para influir en nuestras vidas. De hecho, usted puede estar comiendo sus palabras ahora mismo, y ésa podría ser la razón de que no esté contento con su vida. ¡Su boca puede estar metiéndolo en problemas consigo mismo!
Proverbios 18:21 enseña que las palabras son algo formidable. Son recipientes de poder; acarrean una fuerza vivificante o una fuerza destructiva.
Por ejemplo, en mis conferencias hablo palabras, y quienes escuchan esas palabras reciben vida: vida en sus relaciones, en sus ministerios, en sus pensamientos y en todas las áreas acerca de las cuales Dios me usa para hablar.
He escrito un libro titulado Me and My Big Mouth! (¡Mi gran boca y yo!), que trata sobre las palabras que hablamos y cómo hacer que obren a favor de nosotros, en vez de en contra nuestra. El subtítulo del libro es: “Su respuesta está justo bajo su nariz”. Quizás usted esté buscando desesperadamente una respuesta a lo que le está pasando. ¿Cree que pueda existir la remota posibilidad de que su respuesta pueda consistir en cambiar la manera en que usted habla? Vaya y pruebe. Yo conozco la verdad de Proverbios 18:21 y la he experimentado muchas veces en mi propia vida. Estoy convencida de que si usted comienza a hablar palabras positivas, alentadoras, de vida y bendición, ¡verá su vida bendecida!
Tomado de La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación.
Texto de la entrada
Básicamente, el escritor de Proverbios está diciendo en este versículo: “Cada vez que usted abre su boca, está ministrando muerte o vida, y lo que reparte por ella es lo que va a comer”. Hemos escuchado la frase: “Te vas a tener que comer tus palabras”, y Proverbios 18:21 confirma esta vedad. Las palabras que hablamos tienen poder para influir en nuestras vidas. De hecho, usted puede estar comiendo sus palabras ahora mismo, y ésa podría ser la razón de que no esté contento con su vida. ¡Su boca puede estar metiéndolo en problemas consigo mismo!
Proverbios 18:21 enseña que las palabras son algo formidable. Son recipientes de poder; acarrean una fuerza vivificante o una fuerza destructiva.
Por ejemplo, en mis conferencias hablo palabras, y quienes escuchan esas palabras reciben vida: vida en sus relaciones, en sus ministerios, en sus pensamientos y en todas las áreas acerca de las cuales Dios me usa para hablar.
He escrito un libro titulado Me and My Big Mouth! (¡Mi gran boca y yo!), que trata sobre las palabras que hablamos y cómo hacer que obren a favor de nosotros, en vez de en contra nuestra. El subtítulo del libro es: “Su respuesta está justo bajo su nariz”. Quizás usted esté buscando desesperadamente una respuesta a lo que le está pasando. ¿Cree que pueda existir la remota posibilidad de que su respuesta pueda consistir en cambiar la manera en que usted habla? Vaya y pruebe. Yo conozco la verdad de Proverbios 18:21 y la he experimentado muchas veces en mi propia vida. Estoy convencida de que si usted comienza a hablar palabras positivas, alentadoras, de vida y bendición, ¡verá su vida bendecida!
Tomado de La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación.
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